jueves, 8 de octubre de 2009

LA PUERTA


Cuidada estaba la salida, de cada palabra desde esa boca. La mia.

No siempre los labios, y las palabras, se mueven de la misma manera al expresarse.

Pero lo que si es excusa, es que mi lengua ha sido partida, y ya están embarcando.

Desiste de la necedad de volver a repetirlas, más no espero tener que volver a decirlas.

En un desieste de fauna presurosa, siempre se vende primero la morsa, la más sabrosa.

Pero en un desierto de canes, los rufianes siempre desisten el mandato. Si salir, estimo la conciencia.

Nunca me dejó sin salida, pero tampoco me dio muchas expectativas.

La salud de los ventrículos, se despilfarra sin mayor regodéo.

Siempre hay que abrir la puerta, no vaya ser que te golpees.

Y con mas razón, cuando es de vidrio.

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