jueves, 26 de noviembre de 2009

LA ISLA


Los cinco síntomas del desagrado.

Siempre son estables, a nuestras creencias.

Son convincentes, por una naturaleza propia.

Son impenetrables, por el consenso colectivo.

Pero cuando no me son imprescindibles, en lo inmediato.

Son grandes problemas. Grandes incoherencias.

Soberanas molestias, a nuestro agrado.

-¡Ya no me siento seguro!

-¡Esto no puede estar pasando!

-¡Como si tuvieran necesidad!

Ya no estamos, en orillas diferentes.

Estamos en la misma isla. Con las mismas palmeras.

Con los mismos valores. Con la misma convicción.

Nosotros, somos la Isla.