HIJO
Recreo, en el mundo de los arrugados
Mi brazo, que es mi extensión
Mi sangre, que me hace inmortal
Mi luto, que sufro cada día
Sangre de mi sangre
Luz que nunca se acaba
Siento orgullo del sabor a día
Cuando solo una mirada me desvía
Muerte provocaría a su muerte
Y perdería el equilibrio vibracional
A su dolor, mi angustia
Huesos que se quiebran, puñaladas que me sangran
Si solo me quedara un instante,
Su risa y sus manos
Si solo estuviera un momento
Sus manos y su carcajada
Nunca me sentí igual, siempre esperé lo mismo.
viernes, 16 de febrero de 2007
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