viernes, 16 de febrero de 2007

HIJO
R
ecreo, en el mundo de los arrugados
Mi brazo, que es mi extensión
Mi sangre, que me hace inmortal
Mi luto, que sufro cada día

Sangre de mi sangre
Luz que nunca se acaba
Siento orgullo del sabor a día
Cuando solo una mirada me desvía

Muerte provocaría a su muerte
Y perdería el equilibrio vibracional
A su dolor, mi angustia
Huesos que se quiebran, puñaladas que me sangran

Si solo me quedara un instante,
Su risa y sus manos
Si solo estuviera un momento
Sus manos y su carcajada

Nunca me sentí igual, siempre esperé lo mismo.

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