Eran aproximadamente las 7:45 de la tarde, demasiado temprano para preparar la comida.
La cocina ya estaba encendida, la carne estaba en el fuego no hacía mucho. Ella leía una revista de modas absorta con los nuevos modelitos de ropa interior, babeando por un par de botas de zorrino y jadeando por un micro vestido de noche.
Afuera se escuchaba a los perros expulsar de su territorio al servicio de recolección de residuos.
La carne empezaba a dejar un aroma sabroso en el ambiente.
Ella dejó la revista, abrió las ventanas de par en par, se desnudó y se metió en la bañera, mientras los perros enloquecían con el olor de la carne cocinada.
Luego de una hora ella salió del baño y pasó por la cocina, apagando el horno, siguiendo hasta la habitación para vestirse.
Lentamente la puerta del horno empezó a abrirse, el vapor empezó a correr por los lados humedeciendo los azulejos. Una vez completamente abierta, de la fuente salió una larga pierna, y luego otra. Terminando el cuerpo entero de salir apareció ella en la cocina, todavía desnuda pero con unos tacos altos que le estilizaban las nalgas.
- Que haces? Todavía falta que te corte en trozos y te sirva con la ensalada.
- Como apagaste el horno pensé que ya podía salir.
- Mirá! Estás manchando todo el piso con grasa. Metete de vuelta en la fuente.
- Hace mucho calor, me estoy cocinando ahí adentro.
- No querías una cena romántica? De vuelta a la fuente, y no te olvides de la manzana.
- Esta bien, pero no me pongas mas ajo que me da acidez.
- Te amo.
- Y yo.